Detrás de la burbuja inmobiliaria estaba una de esas frases atractivas pero indefinidas que son tan populares en política: "vivienda asequible".
Me es difícil entender qué quieren decir los políticos específicamente cuando usan esta frase. Pero, por otra parte, la política tiene que ver con despertar emociones, no con hablar de cosas específicas.
Analizando retrospectivamente mi propia vida, me es difícil pensar en algún momento en el que no viviera en una vivienda asequible.
Cuando me fui de casa, allá por 1948, alquile un cuarto de un poco más de 1 x 3 metros y pagaba 5.75 dólares a la semana. Como mi sueldo era 22.50, eso era vivienda asequible. (Multiplique más o menos por 10 para sacar el equivalente de los precios actuales).
Después de tres años viviendo de alquiler, empecé a dormir en las barracas del Cuerpo de Marines, a veces en tiendas de campaña -- ninguna me costaba un centavo. Eso era lo que ciertamente podemos llamar asequible.
Al regresar a la vida civil, en 1954, alquilé mi primer departamento, un estudio pequeño pero asequible. Pero un año después me fui a estudiar a la universidad y viví en diversos campus durante los 6 años siguientes. Ninguno era de lujo, pero todos eran asequibles.
Al finalizar mis estudios, alquilé otro estudio -- no era un gran avance sustancial, pero era asequible.
En 1969, alquilé mi primera casa que ya me podía dar el lujo de pagar después de varios años como profesor de varias universidades. Doce años después pude empezar a comprarme mi primera casa.
Aunque los detalles concretos variarán según las circunstancias personales, el patrón general que he descrito no deja de ser el habitual. La mayor parte de la gente paga lo que puede permitirse pagar en el momento.
Entonces, ¿cuál es el "problema" que los políticos aseguran estar resolviendo cuando hablan de crear "viviendas asequibles"?
Pues lo que normalmente dicen y hacen se reduce a tratar de que las personas elijan primero la vivienda que quieren -- y después hacer alguna ley o crear alguna política con la que alguien, en otro sitio, de una u otra forma, haga que esa vivienda se convierta en "asequible".
Si nos ponemos a reflexionar en el asunto, es una receta para el desastre. No podemos ir comprando por ahí todo lo que se nos antoje sin importarnos el pequeño detalle de si tenemos o no el dinero suficiente para pagarlo porque sino alguien más pagará la diferencia.Para la sociedad en su conjunto, no existe ese otro "alguien más".
Pero, claro, los eslóganes políticos no están hechos para pensar, ¿verdad? A menudo son el sustituto emocional para no tener que pensar.
A veces se dota de cierta apariencia de racionalidad a la frase "vivienda asequible", por ejemplo, cuando se compara el precio de la vivienda con los ingresos de aquellos que viven en ella. Eso fue precisamente lo que hice cuando alquilé mi primer cuarto. No hace falta ser un genio para eso -- ni entonces ni ahora.
La diferencia está en que hoy día existe un porcentaje arbitrario de los ingresos de una persona que marcan el límte a lo que el gobierno considera vivienda asequible. Solía ser el 25%, pero podría ser el 30% o alguna otra cantidad.
Sea cual sea el porcentaje, ya ha dejado de ser responsabilidad de cada persona elegir la vivienda que encaja en ese límite. De alguna forma se ha convertido en tarea del contribuyente pagar la diferencia cuando alguien escoge una vivienda cuyo coste excede el número mágico.
Ciertamente ya no se considera responsabilidad individual adquirir los rudimentos y la experiencia en una profesión para poder ganar el dinero necesario a fin de poder permitirse una casa mejor con el paso de los años. ¿Para qué hacerlo cuando el gobierno simplemente puede ponerse a "distribuir la riqueza"? -- por usar otra frase hecha de los políticos.
La gran ironía es que el creciente intervencionismo del Estado en el mercado inmobiliario con el transcurrir de los años ha conseguido que, por lo general, la vivienda sea menos asequible que antes, bajo cualquier criterio.
Hace cien años, los americanos usaban un porcentaje inferior de sus ingresos para la vivienda comparado con la suma que dedican hoy. En 1901, la vivienda representaba el 23% de los ingresos del americano promedio. Para 2003, era ya el 33% pero de unos ingresos muy superiores.
En lugares donde la regulación y las restricciones del Estado han sido especialmente severas, como por ejemplo la costa de California, el alquiler y los pagos mensuales de la hipoteca han sido como promedio el 50% de los ingresos de una persona.
La mayor parte de nuestros problemas no son ni de lejos tan difíciles como las "soluciones" políticas. En asuntos de vivienda, la política del gobierno ha atraído engañosamente a la gente a situaciones insostenibles para ellos y para el país.
-----------
THOMAS SOWELL
Si quiere saber más sobre Thomas Sowell y leer artículos de otros columnistas y caricaturistas de Creators Syndicate, visite nuestra web www.creators.com. Thomas Sowell es especialista decano de la Institución Hoover en la Universidad de Stanford, Stanford, CA 94305. Su página web es www.tsowell.com.
(c)2009 Creators Syndicate, Inc.
(c)2009 Traducido por Miryam Lindberg